jueves, 24 de noviembre de 2011

VICTIMAS Y "VICTIMAS"


Se etiquetó a Joseba A. Martinez Dantza en la foto de Rafael Narbona. — con Patricia Alvarez y 5 personas más.

LAS SIGUIENTES PALABRAS NO SON MÍAS, PERO LAS ASUMO Y COMPORTO EN SU TOTALIDAD, SON DE UN BUEN LUCHADOR Y COMUNISTA, RAFAEL NARBONA, UN AUTÉNTICO LUJO CONTAR CON SU AMISTAD Y COLABORACIÓN.

Todos conocemos el nombre de Miguel Ángel Blanco, pero ¿cuántos han oído hablar de José Ramón Goicoechea, Mikel Lopetegui, Mikel Zalakain, Xavier Galparsoro, José María Aranzamendi, Josu Zabala, Juan Carlos Hernando, José Luis Geresta, Félix Ramón Gil Ostoaga, Oihane Errazkin, José Ángel Aitzuguren o Igor Angulo? No he mencionado a Lasa, Zabala o Joxeba Arregi, víctimas más conocidas de la guerra sucia y el terrorismo de Estado. No voy a mencionar a todas las víctimas del Batallón Vasco Español o los GAL. Los nombres que he citado se corresponden con los de activistas de la izquierda abertzale que aparecieron ahorcados en sus celdas. Supuestamente, Xabier Galparsoro se arrojó desde una ventana mientras permanecían bajo custodia policial. Nadie de su entorno creyó esa versión. Los nombres que he reunido aquí son las otras víctimas, las que no interesa mencionar. Podría extender la lista, cuestionando la hipótesis de un país democrático azotado por el terrorismo. Es más fácil atribuir el conflicto de Euskal Herria a un fanatismo incomprensible y negar que el Estado español aplica una política de represión desde el golpe de estado de 1936. Yo apoyo la autodeterminación, pero considero que el internacionalismo socialista plantea un marco de fraternidad entre los pueblos que está por encima de cualquier reivindicación nacional. Eso sí, creo que esencial sacar a la luz la verdad que no cuentan los medios. En la mayoría de los casos, los supuestos suicidios de los activistas abertzales son tan creíbles como los de Ulrike Meinhof, Gudrun Ensslin, Andreas Baader o Jan Carl Raspe. Miguel Ángel Blanco no fue la única víctima. Todas las víctimas merecen respeto y el compromiso con la paz exige coraje, transparencia y un ejercicio de autocrítica que aún no ha llevado a cabo el Estado español. ETA ha reconocido que sus atentados han causado sufrimiento, pero en la otra orilla sólo hay silencio y a veces una obscena manipulación de la verdad.

13 de noviembre a las 21:18

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