Ser apolítico es una forma de contribuir con el poder, pues la abstención y la no beligerancia sólo fortalecen a los que controlan el Estado y emplean la coacción para legislar y reprimir, intimidar y excluir. La lucha contra la barbarie es un imperativo ético, no una opción política y ningún pueblo debe resignarse a vivir oprimido o explotado. La pobreza es un crimen contra la humanidad, una de las formas más intolerables de violencia. El ser humano siempre se rebelará contra la injusticia y la desigualdad. El 1% de la población controla el 40% de los recursos del planeta. No debemos aceptar este agravio, sin oponer resistencia. El derecho de resistencia es un derecho tan elemental como el derecho a la vida y a la libertad.
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