Aquí otro artículo en la misma línea que el anterior con el que quisiera reiterar la llamada a la razón de las fuerzas vivas españolas y que agarren el toro -ese tanto que les gusta- por los cuernos del razonamiento y enterrar definitivamente el odio y el dolor. Yo no quiero que me pidan perdón por la muerte de mi aitite en combate o de mi amama, muerta en la dolorosa soledad de una pronta viudedad o de mi paisana Yolanda muerta por los servidores de las cloacas del Estado, o de tantos otros torturados, asesinados en comisaria, en controles de carretera, ahogados con la bañera o molidos a palos...sólo pretendo que los reconozcan y les devuelvan la misma dignidad que, a los caídos del "otro" lado yo, al menos, nunca se las he negado.
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